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Lo realmente importante de las clases virtuales

Updated: Apr 22, 2020

Ariadna Trapote



Resumen: En esta época de pandemia, la perfección en las clases virtuales no hará que los alumnos sean mejores. Es la estabilidad emocional de los niños y padres lo que ayudará a tener un mejor aprovechamiento. Un buen programa escolar con pausas continuas y pocas tareas ayuda a tener éxito.

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Por primera vez en la historia todos los participantes relacionados con la educación de los niños nos tenemos que adaptar rápidamente a un mundo virtual, para muchos completamente desconocido. Madres, padres, maestros y niños nos hemos visto forzados a participar en una realidad nueva que sustituye la asistencia a clases por una pantalla electrónica.

Como mamá de dos niños en segundo y tercero de primaria, tengo que confesar que esto ha representado un reto para todos. Los niños no entienden por qué tienen que sentarse en frente de una pantalla a ver la cara de su maestra en lugar de una película, y a mi me cuesta trabajo tener que explicarles que ésta es la nueva forma de aprender hasta nuevo aviso.

Lo que me ha ayudado a que la transición sea más sencilla es definir cuáles son los objetivos de las clases virtuales, cuáles son las consecuencias de hacer un programa virtual muy estricto, y cómo saber si, al finalizar este tiempo, tuvimos éxito en este tipo de clases. Lo que voy a decir aquí es a nivel personal y quiero invitar a otras familias a hacer una reflexión similar.

En mi caso, los objetivos principales de que los niños tomen clases virtuales son que: no pierdan el hilo de lo que estaban aprendiendo en la escuela; puedan ver a sus compañeros; recuerden que son parte de un grupo; no se sientan solos; y logren entrar en una rutina diaria que ayuda a reducir el nivel de ansiedad.

Después de algunos días de frustración con mis hijos, entendí que las consecuencias de hacer un programa virtual muy estricto pueden dejar una herida emocional profunda. Pretender hacer todo perfecto incita a cierto nivel de violencia, derivada de la desesperación natural de las mamás; al mismo tiempo que baja el aprendizaje de los niños. Todo esto lleva a niveles de frustración altos, al sentir que no están pudiendo concentrarse ni terminar el trabajo. Pronto entendí que la pretendida perfección no me acercaba a los objetivos planteados.

Finalmente definí que la manera de saber si al finalizar el periodo de clases virtuales hicimos las cosas bien es si conseguí mi tranquilidad. Tranquilidad derivada de que mis hijos se sientan contentos, tengan una actitud positiva hacia la escuela y que mi relación con ellos no se vea afectada por querer hacer las tareas de manera perfecta.

Lo más importante a recordar en estos momentos es que las mamás y papás no somos maestros, ni nos vamos a convertir en ellos. Ser un maestro en una profesión para la que se estudia y no podemos pretender sustituir de un plumazo el gran trabajo que hacen. Debemos tener expectativas claras, comunicarlas a los niños y ayudarlos a aprovechar el tiempo que pasen en sus clases virtuales.

Quiero compartir la metodología que están utilizando en la escuela de mis hijos (a nivel primaria), pues me parece que están abordando el tema de las clases virtuales de una manera acertada:

- Los niños tienen clases entre 9 am y 1 pm, con pausas cada media hora.

- Entre sus clases diarias, se incluye una sesión pregrabada de Educación Física.

- Un día a la semana también tienen clase de Música y de Biblioteca, en donde se les cuenta un cuento apropiado para la edad.

- Tienen únicamente dos tareas al día, las cuales se espera que las hagan durante el horario de escuela. Una entre 9 y 9:30, y la otra entre 12.30 y 1 pm. Mismos lapsos a las que las maestras están conectadas para responder a las dudas de los alumnos.

Esta manera de organizar las clases virtuales ayuda a reducir significativamente la carga para las mamás, pues pone el acento en dar la responsabilidad a los niños. Una vez que termina el horario escolar (1 pm en nuestro caso), los niños ya se pueden dedicar a jugar sin tener más tareas.

No sabemos cuándo va a terminar este periodo de pandemia. Lo que sí sabemos es que es un evento que va a ser recordado en la historia y cada quien contará a las nuevas generaciones la experiencia vivida. Cuando te imagines cómo van a contar tus hijos a sus nietos este periodo, pregúntate si quieres que digan: “fue horrible, en mi casa había puros gritos, mi mamá estaba como loca todo el tiempo y yo no entendía lo que pasaba”. O más bien: “lo recuerdo como un periodo especial en el que pude compartir con mi familia recuerdos que guardo hasta el día de hoy”.




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