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El año que cambió nuestra forma de aprender

Gabriela Rodríguez Blanco


Resumen: La pandemia Covid-19 tomó por sorpresa a todos en el mundo. En educación, algunos se concentran en dar continuidad al aprendizaje, mientras que las maestras en México se preocupan por cómo apoyar a los menos afortunados. Conoce a Atziry, Erika y Sandra. La autora cuenta las experiencias de tres maestras mexicanas al enfrentarse a enseñar a distancia, durante la pandemia de Covid-19.


Tags: #experienciasdemaestras #aprenderdurantelapandemia #educacionenlinea #teletrabajo #derechoalaeducación #covid-19



2020 empezó como muchos otros años, con buenos deseos y propósitos como siempre. Pero demasiado pronto nos dimos cuenta de que no sería un año cualquiera. Las manifestaciones y protestas que abrieron el año, donde cientos de mujeres reclamaban un alto a la violencia de género fue el primer indicio. Redes de mujeres comenzaron a nutrirse, a formarse y a diversificar sus propósitos; y cuando esbozábamos acciones para transformar nuestra realidad, algo sucedió, y comenzamos a escuchar noticias preocupantes desde el otro lado del mundo.

La pandemia de Covid-19 nos tomó por sorpresa. Vimos a través de la televisión como ciudades enteras permanecían semi vacías, con su población confinada por miedo al contagio y a la muerte. Observamos como se extendía el contagio debido a la interconexión del planeta y, en pocas semanas, vivimos la llegada del virus a nuestro país.

Cada una de nosotras tuvo que enfrentar la preocupación, el miedo, la incertidumbre o el dolor de perder a un miembro de la familia por la enfermedad. Y, al mismo tiempo, como un mecanismo de sobrevivencia, todas las que pudimos, nos volcamos al teletrabajo para continuar con nuestras actividades diarias y tratar de llevar algo de normalidad a nuestra vida.

En México, la forma como se organizaba la educación de las niñas, niños y jóvenes de todos los niveles educativos cambio de un día para otro. Las escuelas privadas y la educación superior optaron por los modelos de educación en línea para continuar el ciclo escolar. Mientras que, para las escuelas públicas de educación básica, la autoridad federal aprovechó los medios públicos como el Canal Once y la Televisión Educativa para producir y transmitir contenidos educativos a través de sus canales digitales y el Internet. Esta semana también, se hizo pública la colaboración con una empresa de tecnología que promete llevar la educación en línea a todos los niños del país.

En esta entrada del blog MUxED quiero compartir con ustedes voces diferentes a las que escuchamos en los medios de comunicación. Deseo abrir este espacio a la voz de tres mujeres que trabajan todos los días por la educación de nuestros niños, en este escenario de pandemia. Les presento a Atziry, Erika y Sandra, tres Mujeres por la Educación.

Atziry es profesora de educación preescolar en una escuela pública de la Ciudad de México. Como el resto de sus compañeras, Atziry dedicó la semana previa a la suspensión de clases a elaborar un cuadernillo de trabajo, organizando, por día, las actividades que niñas y niños podrían realizar en casa. Se les recomendó trabajar la activación física y el reforzamiento de algunos campos formativos. El cuadernillo muestra se dejó en la papelería cercana a la escuela y se dio aviso a las familias. La comunicación con las familias se da a través de la vocal del grupo, quien forma parte de un chat grupal de Whatsapp. Atziry ha grabado un par de audios para sus niños donde los saluda y los invita a estar tranquilos, disfrutar a su familia y realizar las actividades que les envió. Piensa en preparar un video para las familias con recomendaciones de cómo guiar a los chicos en ciertas actividades. Sin embargo, la principal preocupación de ella son las familias y niños que no están en el grupo de Whatsapp y con los que no tiene comunicación.

Escucha el mensaje de Atziry

Erika es docente de cuarto grado de primaria en una escuela rural. La noticia de la suspensión de clases llegó el día que regresaban de un fin de semana largo y pocos niños vinieron a la escuela. La premura dificultó que las figuras educativas y profesores organizaran un plan de trabajo para las siguientes semanas. Las maestras solo pudieron entregar los libros y cuadernos para que los estudiantes los llevaran a casa y tuvieran materiales con los cuales trabajar. Ese mismo día, Erika reactivó un grupo de Whatsapp que tenía con los padres de familia y buscó conseguir los números de las mamás que faltaban. Algunas no tenían la aplicación en sus teléfonos y les ayudó a descargarla con el internet de la escuela. Aunque las sumó al chat grupal, tiene serias dudas de que puedan ver los mensajes en su casa. Durante esa misma semana, Erika organizó actividades para los alumnos y los envió a través del chat. Algunas mamás la buscan en privado para pedir su ayuda, pues tienen dificultades para apoyar a sus hijos debido a que no concluyeron sus estudios. Erika les envía ligas a videos con la finalidad de que resuelvan sus dudas. Mientras conversábamos, me compartió su preocupación por cinco o seis chicos que ya venían presentando rezago, pues faltaban con regularidad a clases y no sabe si regresarán a la escuela cuando todo esto termine.

Sandra es directora de una escuela primaria ubicada en una colonia de alta marginación en la Ciudad de México. La semana previa a la suspensión de clases, trabajó con el grupo de maestras de su escuela y se organizaron para identificar los temas y actividades que prepararían para sus estudiantes. Me comentó que tenía dos preocupaciones mientras revisaba las propuestas de sus maestras, la primera es que las actividades fueran fáciles de comprender para la mayoría de los padres y que, para realizarlas, no dependieran del internet, ya que muchas familias de la zona no tienen este servicio en sus hogares. Igual que en el caso de Atziry, las guías para todos los grados se dejaron en la papelería cercana a la escuela, y se aviso a los padres a través de los chats de Whatsapp.

Escucha cómo organizó Sandra el trabajo con sus maestras

Hace un par de días, con el fin de las vacaciones, los chicos “regresaron a clases” y, seguramente, Atziry, Erika y Sandra están hoy ocupadas cuidando a sus familias en casa y dando seguimiento al trabajo de sus estudiantes.

Las imagino auténticamente preocupadas pensando cómo pueden contactar a los estudiantes de los que no tienen noticias desde hace un mes. Pensando en las difíciles condiciones en que algunos niños pasan la cuarentena y las dificultades de los padres para apoyar a sus hijos en la realización de sus tareas. Como una de ellas me decía: “las autoridades están preocupadas porque los niños sigan aprendiendo, pero contestar el libro o una guía, no es aprender, ¿cómo pueden aprender sino tienen quien los guíe?”

El teletrabajo y la educación en línea parecería la opción más viable para enfrentar esta pandemia, pero es necesario que no olvidemos las enormes brechas y la gran desigualdad que existe en el país. No volteemos la cara ante esta realidad y trabajemos en red para crear modelos que acompañen a los estudiantes y familias que no disponen de condiciones para aprovechar los beneficios de la tecnología. Busquemos mantener, durante la pandemia, el Derecho a la Educación de todas las niñas, niños y jóvenes del país.

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